Excusas necias.
Hacia el nido de un cuervo
sube un reptil protervo,
que de otro manjar falto,
de huevos se apercibe;
mas al dar el asalto, 5
creyendo al cuervo ausente, oyó: -¿Quién vive?
-Perdone usted; no es nada
(dijo con voz turbada);
el hallarme soñando
mi indiscreción abone;
pues llegué aquí rodando,
mas desperté, y me vuelvo: usted perdone.-
-¡Hola, traidor vecino!
(dijo el cuervo ladino)
¿cuando el sueño te priva,
sin costarte trabajo
te ruedas hacia arriba?
Pues a ver cómo ruedas hacia abajo.-
Y remontando el vuelo,
lo suelta desde el cielo,
por más que ya difunto
el reptil lo rehúsa;
y plaf reventó al punto.
¡Digno castigo de su necia excusa!
“El cuervo y el reptil”