Oficios mutuos.
Desplumaba a una tórtola un milano,
y un gato que gruñendo lo veía
el hocico lamiéndose, aunque en vano,
-¡Ah, verdugo! -furioso le decía.
-Y tú ¿qué eres? -el ave le contesta.
Calló el gato, ocultando su deseo;
y echándole las garras por respuesta,
-¿Qué he de ser, contestó, siendo tú el reo?-
Dotado siempre está de ansia inhumana
cuanto arrojar al mundo a Dios le plugo
verdugos de hoy, reos serán mañana,
pues el reo de ayer es hoy verdugo.
“El gato y el milano”