(Los que corrompen su idioma no tienen otro desquite que llamar puristas a los que le hablan con propiedad, como si el serlo fuera tacha.)
De Santo Domingo trajo
Dos Loros una señora.
La isla en parte es francesa,
Y otra parte española.
Así, cada animalito
Hablaba distinto idioma.
Pusiéronlos al balcón,
Y aquello era Babilonia.
De francés y castellano
Hicieron tal pepitoria,
Que al cabo ya no sabían
Hablar ni una lengua ni otra.
El francés del español
Tomó voces, aunque pocas;
El español al francés
Casi se las tomó todas.
Manda el ama separarlos;
Y el francés luego reforma
Las palabras que aprendió
De lengua que no es de moda.
El español, al contrario,
No olvida la jerigonza,
Y aun discurre que con ella
Ilustra su lengua propia.
Llegó a pedir en francés
Los garbanzos de la olla;
Y desde el balcón de enfrente
Una erudita Cotorra
La carcajada soltó,
Haciendo del Loro mofa.
Él respondió solamente,
Como por tacha afrentosa:
Vos no sois que una PURISTA;
Y ella dijo: A mucha honra.
¡Vaya que los loros son
Lo mismo que las personas!
“Los dos Loros y la Cotorra”
- Tomas de Iriarte, 1750-1791